En la cultura oriental, lograr el cinturón negro en las artes marciales no significa haber llegado al final del sendero sino comenzar uno nuevo, es el principio del entendimiento. La compresión de este inicio lo hace vislumbrar un comportamiento adecuado a su nivel y compromiso, gestando una serie de hábitos como los que mencionaremos a continuación.

Practicar constantemente


Este es el primer hábito de un cinturón negro. Haber logrado la tan anhelada cinta implica una responsabilidad, con nuestra escuela, con nuestro maestro y con nosotros mismos. Debemos mejorar la técnica y el nivel de capacidades, para ello se necesita practicar constantemente los fundamentos y las habilidades básicas y especiales que nos llevaron a ese rango y entonces enfocar en el perfeccionamiento de destrezas superiores. Es la practica la que hace al Maestro.


Planificar su rutina diaria


En la sociedad moderna donde cotidianamente debemos cumplir con distintas tareas, trabajo, estudio, entrenamientos, esparcimiento (entrenar ya de por si lo es), se hace obligatorio planificar nuestras actividades. Debemos programar nuestra hora de inicio muy temprano en la mañana, y de allí partir sabiendo todo compromiso adquirido para la jornada, de esa manera fluirá mucho mejor nuestra vida, y podremos darle su debido espacio a nuestra disciplina marcial.


Demostrar compromiso


El cinturón negro es una nueva etapa donde comenzamos a demostrar que el tiempo practicando y el rango alcanzado nos han iniciado en el entendimiento, en discernir sobre nuestra responsabilidad en ser ejemplo de otros que se inician y de aquellos que caminan a nuestro lado, buen comportamiento, ética, disciplina, son algunas facetas que lo caracterizan a diario.


Puntualidad


Un cinturón negro es de por si un profesional de las artes marciales, y como tal debe comportarse. En la cultura oriental la puntualidad es muy bien vista pues denota el aprecio del tiempo, tanto propio como de la o las personas citadas. La tardanza es reprochable, es una falta grave. Ahora bien, este concepto no solo se refiere a acudir a nuestras citas en la hora exacta, o cumplir con los horarios. La puntualidad es también marcarse una meta y culminarla, es fijar una serie de objetivos cotidianos y realizarlos con eficacia y rapidez demostrando ser firmes con nuestros propósitos.


Capacitación


Resulta importante que al obtener el cinturón negro se tenga claro el objetivo y se fije el hábito de aprender. Participar en los cursos de arbitraje de competición, en talleres de mejoramiento técnico, en seminarios, diplomados, alguna Master class y cuanta oportunidad de crecimiento esté al alcance. Incluso ahondar en conocimientos estudiando una carrera afín con la práctica del arte marcial, muchas disciplinas tienen un fuerte componente deportivo, lo que hace muy pertinente especializarse en estudios de licenciatura de entrenamiento en Deportes, ciencias del deporte o estudios del área de la medicina como traumatología o alguna similar.


Observar al equipo de trabajo


Es vital crecer con un buen Maestro, progresar junto a un profesional al que se pueda observar de cuya enseñanza aprendamos a explicar las características, conceptos y premisas de la disciplina marcial. Copiar un correcto desempeño nos servirá de herramienta para desenvolvernos como cinturones negros. Pero esta observación diaria también se refiere a nuestros condiscípulos, a los de mayor y menor grado, de todos se puede aprender si sabemos mirar, el compartir con un buen equipo de entrenamiento nos complementa y enriquece.


Humildad


El hábito de la humildad es la carta de presentación de un cinturón negro. Nuestros logros y triunfos suenan muy bien cuando es una tercera persona quien los menciona, no así cuando uno mismo los comenta. Solicitar feedback del desempeño realizado, tanto del Maestro como de los compañeros. Tomar a bien las criticas o los comentarios, analizarlas para aprender de ellas y mejorar. Mantenernos ecuánimes y muy centrados a pesar de nuestros progresos. Quien crea saberlo todo en realidad no sabe nada.


Cortesía


Los cinturones negros deben esforzarse en practicar el respeto, la amabilidad y fomentar una convivencia armoniosa entre todos los practicantes, tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. Demostramos cortesía saludando al área de entrenamiento al llegar o retirarnos, al maestro y a los compañeros, al decir gracias y por favor, al ignorar errores o hasta agresiones mínimas o sin importancia. Es practicar y enseñar que debe tratarse con respeto a todas las personas, especialmente a los instructores, y personas mayores. Entonces cotidianamente el cinturón negro debe promover el espíritu del respeto mutuo y las concesiones. Debe, por ejemplo, elogiar en publico y corregir o disciplinar en privado.


Ética


Cuando se habla de la ética nos referimos a las exigencias morales que debe cumplir un cinturón negro, es decir, su correcta actitud ante el proceso de aprendizaje del arte marcial, ante las personas con quienes comparte la práctica, ya sea el maestro o los condiscípulos, en fin, el correcto comportamiento basado en las nociones del bien y del mal, los preceptos morales, el deber, la felicidad y el bienestar común. Es dirigir su comportamiento hacia la equidad y la justicia. Por ejemplo, su rango le servirá para apoyar y guiar, de ninguna manera para tomar ventajas.


Comportamiento Lineal


Un hábito fundamental, es mantener ese comportamiento antes mencionado, en todo momento y en todo lugar. Un cinturón negro no permite que un contratiempo, la molestia o el malhumor le haga romper con su actitud respetuosa y cortes. Se mantiene siempre ecuánime, amable, comedido. Diariamente se expresa de la misma manera, de forma lineal, ya sea en su área de entrenamiento, o en su casa o trabajo. No hay credibilidad en quien, al salir de la escuela marcial, cambia su actitud, se manifiesta erróneamente, da el mal ejemplo, o incurre en actos bochornosos e indebidos. Por esto el cinturón negro siempre se comporta a la altura de su compromiso, siempre justo, equitativo, imparcial, preocupado por aprender, motivar, enseñar.

El compromiso de un cinturón negro tiene que ver con la responsabilidad que se adquiere con nuestros maestros y con la sociedad, pero sobre todo con nosotros mismos. Ser cinturón negro equivale a que por años nos hemos preparado en busca de la excelencia. Observar que la sociedad nos ve como personas especiales, pues conservamos valores y habilidades especiales.

Reflexiones:


“Conocer nuestra ignorancia es la mejor parte del conocimiento”. Proverbio chino


“Cuanto más aprendo me doy cuenta de lo mucho que no sé”.
Albert Einstein.


Gonzalo Rojas, 7mo Dan FEVTKD.