El ser humano procura su desarrollo integral a través de incluirse en distintas disciplinas a lo largo de su vida. La decisión de convertirse en cinta negra no es una mera cuestión de elegir un deporte, sino que implica optar por una nueva forma de vida, y por lo tanto, de conciencia.

El aprender a competir contra ti mismo, dedicar años de esfuerzo a mejorarte, a convertirte en un elemento humano capaz, física y mentalmente, de manejar tus movimientos y actuaciones de vida, es aprender a luchar para superar tus limitaciones y encontrar una fórmula para alcanzar las diversas metas personales que te has impuesto.

Este aprendizaje nunca termina, aunque en ocasiones lo veas como el destino final, pues convertirte en cinta negra es el inicio de tu verdadero desarrollo, pues la sola habilidad no basta, lo que realza tu existencia es el dominio constante de la disciplina.

El ser cinta negra te une a un grupo selecto de seres humanos que apostaron al igual que tú por ser mejores, por sentirse más vivos y por infundirle a su existencia valores en beneficio de sí mismo, de su familia y de su patria.

Cada uno se muestra a la disciplina tal cual es, con sus fuerzas y debilidades que afronta para mejorar, para crecer, para ser más útil frente a su propia vida.

El ser cinta negra es un regalo que te has dado de seguridad, de fortaleza, de autodominio y de unión. Si además de todo tu entusiasmo, le has puesto tu mente y tu corazón, sin duda, te has convertido a lo largo de este proceso, en una persona más positiva, más segura, más intensa, más sabia, más servicial, más estratega, en fin, más LÍDER.

🇲🇽 Moo Duk Kwan Tapachula.