
Pareciera una discordancia que las personas que están vinculadas al arte marcial y al deporte de alta competencia, carezcan de ética en su forma de conducirse.
Los practicantes de artes marciales somos personas diferentes. Nuestra disciplina tiene una raíz cultural e histórica de respeto. No se cultivó en dos días, ni nació por juego de azar. Fue un producto de siglos de creación, impulsadas por la eterna lucha del bien y el mal que se presenta a través de las guerras. No podemos compararnos con otras disciplinas no marciales. Definitivamente somos especiales.
Que nos acompañe la ETICA.
Bien el filósofo Aristóteles habló de la Ética como la “Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano“.
Por lo tanto, un maestro de artes marciales que a la vez funge en muchos casos como entrenador deportivo, debe tener claro manejarse bajo normas que valoren el comportamiento humano en su comunidad.
Es vergonzoso ver qué principios y valores que se obtienen de un código de ética marcial y olímpico, se pierden en su uso.
Los valores marciales y deportivos deberían de ser fortalecidos por quiénes viven bajo el rol de maestros, trabajen en el deporte. Estás personas deben ser un ejemplo de buenas costumbres, evitar practicar las bajezas humanas, cómo los egoísmos, trampas, infamias en su conducción de vida.

Y es que la ética debe ser la doctrina de cualquier marcialista, y esto va más allá del interés deportivo, aunque pareciera que a pesar de ser cultivadores del espíritu marcial y olímpico, más bien son la antítesis de estos principios.
Hablar mal de alguien, levantar falsos testimonios, quitar alumnos bajo promesas, invadir espacios, crear cizaña, boicotear eventos, crear enemistades, abuso de poder, descalificaciones entre maestros, escribir sin piedad por las redes sociales, mal poner a una persona ante la opinión pública, falta de reconocimiento a sus similares, hacer anónimos para dañar, atacar sin pruebas, son parte de algunas aberrantes prácticas entre algunos “maestros”, sobre todo aquellos que están inmersos en el alto Rendimiento, todo por un puesto en un instituto deportivo o por mantener el status. Esto da vergüenza.

Y es que las artes marciales según el planteamiento del código Bushido, representa un camino de vida donde la perfección del comportamiento humano “es el norte a seguir” en cada paso, en cada día.
El Bushido, también conocido como El camino del guerrero, fue el código para el samurai. Fungió como una guía respecto al estilo de vida basándose en el zen, el confucionismo, el budismo y el sintoísmo. En consecuencia, sus bases eran las siguientes: “lealtad, autosacrificio, justicia, sentido de la vergüenza, modales refinados, pureza, modestia, frugalidad, espíritu marcial, honor y afecto.
Por otro lado, el deporte y el olimpismo abogan por el Fair Play, o juego limpio, todo esto en la construcción de un mejor ser humano.
En cualquier deporte, es sumamente importante el comportamiento ético, teniendo muy en claro los códigos de ética, lograremos ver y solucionar la rivalidad y controversia dentro del juego desde una perspectiva diferente y sobre todo; aceptable en la sociedad.

Busquemos la perfección humana
Revisarnos amigos artistas marciales y profesores de alto rendimiento. Ver qué estamos haciendo en nuestro entorno que sea contrario a ser una buena persona que finalmente es el fin.

Y esto no quiere decir que un maestro de artes marciales u entrenador deportivo no pueda tener diferencias con alguien. Somos humanos, tenemos defectos y muchos podemos ser víctimas de las miserias humanas, como la envidia, el resentimiento, pero contra las acciones que se desprenden de esas condiciones es que todos debemos salir adelante y ser verdaderos maestros y representantes del espíritu olimpico.

Los problemas institucionales y personales siempre estarán. Es la condición humana que nos hace imperfectos, pero debemos caminar por una senda superior de entendimiento.
El tema y la inspiración que nos motiva este artículo, es ver cómo mejoramos, observar el cómo actuamos interna y externamente en nuestro entorno.
Que la educación, los valores, y los códigos de Ética marciales y deportivos sean nuestro norte.
Carlos Hernández
Mundotaekwondo.com