
PERFIL. Sabe reconocer con una observación casi quirúrgica los movimientos correctos, bien sean de una patada de (Kyrougy), como de un combate imaginario (Poomsae). Y es que su alto grado de conocimiento en Taekwondo “se percibe ante cualquier comentario u observación”, pues son casi 40 años en el ambiente del TaekwonDo, disfrutado desde todas las tribunas.
Nos referimos al maestro Venezolano Emilio Materán, un hombre que lleva el Taekwondo con una pasión indestructible y quién siempre ha tenido este arte deporte entre sus prioridades a lo largo de su vida. No por ende se ha destacado como atleta, entrenador y dirigente ocupando también diversos cargos, siendo altamente respetado y querido por la comunidad del Taekwondo venezolano.
Toda esta pasión que le desborda, le ha permitido valerse de un prestigio a prueba de malas intenciones en la comunidad del Taekwondo venezolano.

Tratar con el sabonim Emilio es conversar con la cordialidad. El respeto y la calma de una persona que tiene un cinturón negro ataviado en su mente y cuerpo que a la par de la formación marcial, lleva consigo la preparación empresarial y profesional. Es administrador y periodista. Estas habilidades le han permitido destacarse en múltiples ocupaciones gerenciales y educativas.

Desde hace más de 20 años es el Director General de un Importante grupo de medios en Venezuela.
Todos tenemos una historia en TKD.
Cuando el joven de Guarenas Emilio Materán fue a estudiar en Estados Unidos Administración de Empresas, jamás se imaginó que los libros y el inglés se mezclarían con las románticas escenas “tipo Karate Kid”. Fue en Miami que conoció de primera mano el Taekwondo, y lo hizo con el coreano Hong Ki Kim, quien para entonces constituía una sucursal de la organización que había comenzado en Puerto La Cruz a finales de los 60. Antes también había practicado Karate.
Deslumbrado por el TKD
Las exhibiciones de rompimiento con la mano de la punta de una botella, el control del Yop Chagy al pegarle con certera puntería un cigarro de la boca de alguien, eran las exhibiciones favoritas del entonces joven maestro Kim. Estos movimientos causarían un efecto de admiración en Materán que le convencerían de usar un Dobok hasta el día de hoy.
Estudiante al estilo Daniel San.

Recuerda Emilio que en la escuela Hong Ki Kim en Miami, “haría lo que fuera por apoyar al maestro”. Si era de limpiar el salón, lo hacía. También era frecuente dar alguna clase a un turno de niños, o ayudar en lo que fuera necesario en una época romántica de las artes marciales. En alguna oportunidad le tocó reconstruir la academia luego de que fuera consumida por un incendio.
El mundo del Taekwondo
Entre participar en torneos de Taekwondo que se celebraban quincenales en Florida, las clases en la Universidad y escuchar en el gimnasio las hazañas de sus compatriotas en Venezuela, su mente se fue ampliando con la idea de ir más allá en sus entrenamientos. Soñaba con triunfar.
El esplendor o surgimiento de este deporte que ya tenía presencia en eventos del ciclo deportivo como Bolivarianos, Centroamericanos y Panamericanos lo harían entender que para ganar o pasar al otro nivel tenía que esforzarse el doble. Transcurrían los años 80.
Cuenta Emilio que creía que en Miami entrenaba muy fuerte, hasta que el Maestro Kim le dijo que “más bien era suave”, si lo comparaba con las “tres sesiones al día” en Puerto La Cruz. Con esa curiosidad en mente, no desaprovechó la oportunidad de varias vacaciones para irse al estado Anzoátegui a practicar en vivo y directo con estos monstruos del Taekwondo. Era enviado del maestro, venia de Miami y la atención de los astros del Taekwondo se centró en el joven discípulo a quien tomarían como uno de los suyos, y eso incluía algunos secretos del entrenamiento.

Allí se encontró con la otra cara del Taekwondo; la no comercial. Dormir en el gimnasio en colchonetas, dejar el pellejo en cada entrenamiento y sudar como si fuese lluvia cayendo sobre el cuerpo, todo esto, mientras miles de patadas salían con furia de los pies de los campeones, Carlos Rivas, Arlindo Gouveia y otros compañeros, considerados la Élite de la época.
Otra actitud.
Tras estas experiencias de arduo entrenamiento de alta competencia regresó a Miami con otra mentalidad. También mejoró la técnica y condiciones físicas para convertirse en un deportista destacado a finales de los 80 en Florida.
Estas visitas a Puerto La Cruz lo habían cambiado “en un antes y un después” su visión por el Taekwondo logrando ganar una buena cantidad de trofeos en Estados Unidos.
A la conquista de Miranda
Una vez graduado de administrador en USA se incorpora a sus labores en la empresa familiar en el Diario La Voz. Fue tanta la confianza de los hermanos Hong y Hung Ki Kim que siendo muy joven formó parte de la directiva de la Federación Venezolana de Taekwondo en representación de esa Organización.
A su vez, la idea de trascender con su propia escuela de Taekwondo era un punto de honor para Emilio Materán, quien por razones empresariales tenía su lugar de trabajo en Guarenas, sede del emporio familiar.

a inicios de los años 90, fundaría el “Gimnasio La Voz”, en honor al periódico fundado por su padre, José Materán.
La publicidad diaria en “La Voz” tendría el emblema de la organización de su maestro. Los alumnos empezarían a llegar en su mayoría de los barrios más humildes de Guarenas, mientras la comunidad del TKD de esta zona lo miraba con recelo.
La intención era buscar espacios en la asociación de Miranda, mientras se acercaba a una de las instituciones fundadoras del Taekwondo nacional, para la época contraria a la línea marcial y política de sus maestros.

Aunque en su ADN estaba la semilla del estilo de Taekwondo Chung Do Kwan, escuela a la que pertenecen los hermanos Kim, Emilio sin afiliación aún en Miranda, puso a prueba varias veces a sus alumnos en eventos abiertos de artes marciales, “tenían que demostrar su valor”, al tiempo que el talento de las mujeres de esa escuela prometía.
Construcción del legado
Del Gimnasio “La Voz”, la novel Yucreida Bolaños, surgida de las zonas populares de Guarenas, haría el gran debut en la selección de Miranda. Ella con su don especial para el combate le abriría las puertas del taekwondo mirandino a este naciente pero arrollador club.

Con esta deportista el sabonim Materán conseguiría varias medallas de plata y oro en los Juegos Nacionales 94, 95, 96 y 97.
Otros destacados atletas de La Voz que brindaron satisfacciones nacionales e internacionales fueron: Gerson Arocha, Carolina Conde, Néstor Ríos, Margiory Coll, las hermanas Golindano, entre otros. Este fue un grupo de atletas bastante exitosos que colocaron a Guarenas en el mapa del Taekwondo nacional, “eran guerreros” como popularmente se le dice a la gente en Venezuela cuando luchan siempre desde abajo y logran objetivos.

Siendo entrenador de La Voz, Emilio Materán también participaba en competencias. Quedaría campeón en Miranda y tras ser titular de la “gris y amarilla” obtendría un sub campeonato nacional en la categoría 76-83 kg en el Campeonato Nacional de Primera División en la ciudad de Maturin estado Monagas en el año 1994. Allí derrotaría a los favoritos con buena habilidad e inteligencia.
Ya retirado de la competición formal, más no de la enseñanza, Materán resultó diputado a la Asamblea Legislativa y presidente del Parlamento, todo esto cuando apenas tenía 32 años. Tiempo después sería el presidente del Instituto Regional de Deportes de Miranda, presidente de la Corporación mirandina de Turismo y hasta candidato alcalde del municipio Plaza.

En su gestión como presidente de Asotaemi, Emilio Materán tuvo suficientes logros como para dejar un ejemplo de buena gobernanza. “Como dirigente conozco el excelente trabajo que hizo al frente de la asociación del estado Miranda, dándole apoyo a los programas de la federación. Reconocemos su apoyo incondicional y caballerosidad”, refiere la Secretaria General de la Federación Venezolana de Taekwondo, Neida Quezada.

Diplomacia y Corea

Con la madre patria del Taekwondo, Corea del Sur, Emilio ha logrado sinergia. Hace varios años viajó a Seul como invitado especial del gobierno coreano, dónde intercambio valores culturales y empresariales. Las relaciones siguen vigentes con proyectos.

Mejor trofeo
Materán es un hombre de familia. Junto a su esposa Mariela Aponte, ha construido una pirámide de éxito con sus hijos Aaron, Ethan, Efreen y su nieta Maia, quienes sin duda son su inspiración.

En sus tiempos libres hace ejercicios, es conocida su afición por las carreras, baloncesto y el softball.

La tecnología y su trabajo como gerente en Editorial Matul, representan otras de sus grandes pasiones, tampoco rehuye a una buena comida y compartir con sus amigos en el club los Cortijos, dónde también figuró como directivo.
Gente valiosa
Materán es una persona valiosa para la comunidad del Taekwondo y representa uno de los principales dirigentes de esta disciplina en el país. “Esperemos siga contribuyendo con toda esa experiencia en el desarrollo de las futuras generaciones, dónde debe prevalecer el respeto, la gestión y el crecimiento”, indica la maestra Yulimar Parra, ex multimedallista nacional en TKD.
Carlos Hernández (MT).