ARTICULO-. Inculcar el respeto al maestro de Taekwondo, al instructor, sería una de las piezas claves para formar un verdadero taekwondista. La simbología del aprendiz y el conocedor, es vital en los nuevos tiempos donde la juventud trata en muchos casos con irrespeto a sus mayores.
En Taekwondo es inaceptable, -aún cuando se trate de deportistas- desconocer las reglas mínimas de protocolo. La manera y modales del Taekwondo han sido tradicionalmente formales, pues cuando practicamos Taekwondo, con cualquier fin, -queramos o no- heredamos una cultura asiática marcial, es decir, con valores de jerarquía y marcialidad.
Lo primero que debemos formalizar cuando iniciamos la practica de Taekwondo, es saber que el profesor, sabonim, o kwayanim, es el líder y guía en nuestra carrera. El saludo siempre será con reverencia, al verlo y al despedirlo, además de que jamás se le debe tutear y llamarle por su nombre, ya que es una falta de respeto.
Si vas a comentarle algo delicado, o algún reclamo a derecho (porque ellos también se equivocan), procura que sea en privado y de manera respetuosa, de esta manera podrán dilucidar de la mejor manera cualquier desacuerdo.
Tampoco es aceptable contestarle o alzar la voz, menos hablar mal de él bajo ningún concepto, ponerle etiquetas, sobrenombres, o sencillamente difamarle.
Un profesor merece respeto por los años de dedicación de esfuerzo por conservar un arte marcial, y por ello debes coincidir en sus reglas del Doyan.

Sin embargo, el saludo, que le muestres consideraciones, no quiere decir que ya lo respetas. Una muestra fehaciente de que el respeto es internalizado, es que cada día aprendas y valores sus enseñanzas.
Le ayudes con los alumnos menos avanzados, y procures colaborar en sus actividades.
Otra muestra de respeto, es que ante las inasistencias continuas, darle las merecidas explicaciones de forma que el entienda que tu desapego es por necesidad, pues de esta manera sin decirlo, estarás mostrando escenas de respeto, sin decirlo y menos presumirlo, éstos actos, serán valorados.
Que lo quieras, que le admires, que le seas leal, es tu decisión personal, pero lo que si es una condición absoluta es que lo respetes en cualquier parte y en cualquier época.

Carlos Hernández (MT).