Bruce Lee creyó en algún momento de su vida, que por nacer en USA iba ser querido en ese país, pues se equivocó, ya que sobre todo en la época finales de los 60 e inicios de los 70, los temas raciales estaban a flor de piel.
Y es que mientras estuvo vivo se sintió rechazado, aunque su esposa fuera una rubia norteamericana, haya nacido en ese país, ser chino en Estados Unidos era sinónimo de burlas y desprecio.
El racismo le sacudió, sobre todo cuando estando a punto de tener un gran papel en la serie Kung Fu, que le daría visibilidad real en #hollywood y por ende en el mundo entero. Le dolió que su papel fue asignado a David Carradine en la saga Kung Fu.

Frustrado lleno de deudas fue contactado y contratado para hacer películas en #Hongkong, dónde desató una verdadera pasión convirtiéndose en Héroe Nacional. Aunque ya era modestamente famoso por su personaje de Kato en la serie Avispón Verde, los films El Gran Jefe y Puños de Furia, películas que tocaban el tema nacionalista pro china, habían impulsado su carrera.

Que paradójico que Lee murió sin estrenar los éxitos de taquilla del cine de artes marciales como Operación Dragón que se estrenó justo 1 mes después de su muerte en agosto de 1973, y Juego de la Muerte, un proyecto que fue publicado aproximadamente cinco años después de su fallecimiento por causas desconocidas en HK.
Fue realmente famoso y adorado en todo el mundo, después de su muerte, convirtiéndose en icono mundial y considerado entre las 100 personas más influyentes del mundo del siglo XX, claro.

Tras fallecer y tener un funeral masivo en HK, su esposa Lynda decidió llevarlo a la ciudad de Seattle, dónde reposa la lado de su hijo Brandon, quien falleció en extrañas circunstancias mientras filmaba El Cuervo.
Es mucho lo que podríamos hablar de Lee, yo creo que lo más impresionante de el, fue conjugar el concepto filosófico del Tao, con su gran talento como practicante de artes marciales, además de su gran visión al crear el estilo, no estilo Jet Kune Do.
Carlos Hernández.